En un mundo donde la luz y la oscuridad luchan en un eterno balance, Elendil y Morwen, otrora guardianes de Mintroot y heraldos de los dioses de la luz, se enfrentan a su prueba más dura. Los dioses, desilusionados por las anteriores caídas de los héroes ante las sombras, los convocan a un juicio divino en la Corte Celestial. El Juicio Divino En un tribunal resplandeciente, rodeados por las entidades celestiales, Elendil y Morwen son despojados de sus poderes mágicos. Los dioses les dictan una sentencia severa pero justa: volver a sus orígenes, separados por vastas distancias, para enfrentar sus demonios internos sin ayuda divina. Esta separación no solo es física sino también mental, pues una bruma mágica de amnesia envuelve sus recuerdos compartidos, dejándolos aislados en su vulnerabilidad. La Maldición y la Caída Morwen regresa a su reino elfo, donde la enfermedad y el dolor comienzan a consumirla desde dentro. El dios de la enfermedad la ha tocado con su frío dedo, dejándola debil
Después de años de búsqueda infructuosa, un cansado Elendil regresaba a la Isla del Sol Eterno, el corazón pesado por la desesperanza. Las olas acariciaban suavemente la orilla mientras sus pasos lo llevaban, casi sin pensarlo, al hogar que una vez compartió con Morwen. El sol poniente teñía de oro y sangre el horizonte, reflejo del tormento en su alma. Al llegar, encontró una carta cuidadosamente sellada con el emblema de su amada, Morwen. Las palabras escritas con su elegante caligrafía eran un bálsamo y un puñal al mismo tiempo. Morwen había esperado, día tras día, la vuelta de su amado, pero el silencio y la ausencia habían sembrado la duda y el miedo en su corazón. Decidida a enfrentar su propio destino, había partido hacia la Isla de la Luna Nueva, un lugar de peregrinación y redención para los de su raza, buscando expiar la culpa de haber sucumbido a las sombras. Con la carta presionada contra su pecho, Elendil no perdió un instante. Guiado por la luz de la luna creciente, naveg